Aldous Huxley y George Orwell nos exponen, a través de estas ilustraciones de Stuart McMillen, dos visiones distintas sobre las diferentes metodologías utilizadas por los poderosos para poder dominar a las grandes mayorías.

Muy pocas veces nos cuestionamos sobre quien o quienes están detrás de la información que consumimos a diario, sin importar cuál fuera el formato (diario, televisión, radios, redes sociales, etc.).

No es común ni siquiera que pensemos en eso, solo consumimos sin darnos cuenta que todo ese contenido que nos invade las 24 horas los 365 días del año influye directamente sobre nuestro comportamiento diario.

Las propagandas “orientan” nuestros gustos a determinados productos y así caemos en la trampa de consumir hasta cosas que ni usamos.

Con esto queremos decir que estamos tan sumergidos en las distracciones (una de sus metodologías para dominar) a la nos someten que no tomamos un minuto para reflexionar sobre alguna cosa que genere cierta duda y mucho menos nos damos cuenta de quienes son ni cuáles son sus intereses (aunque principalmente, siempre son económicos).

Pero llega el momento en que hay alguien que escribe al respecto, como el caso de los autores mencionados y parece que por lo menos es suficiente para vislumbrar una pequeña lucecita al fondo de tanta tiniebla.

No dejemos de cuestionar, preguntar, repreguntan y aprender que hay visiones diferentes de las mismas cosas pero que en definitiva se terminan complementando.  















¿Cómo nos controlan las clases dominantes?

Aldous Huxley y George Orwell nos exponen, a través de estas ilustraciones de Stuart McMillen, dos visiones distintas sobre las diferentes metodologías utilizadas por los poderosos para poder dominar a las grandes mayorías.

Muy pocas veces nos cuestionamos sobre quien o quienes están detrás de la información que consumimos a diario, sin importar cuál fuera el formato (diario, televisión, radios, redes sociales, etc.).

No es común ni siquiera que pensemos en eso, solo consumimos sin darnos cuenta que todo ese contenido que nos invade las 24 horas los 365 días del año influye directamente sobre nuestro comportamiento diario.

Las propagandas “orientan” nuestros gustos a determinados productos y así caemos en la trampa de consumir hasta cosas que ni usamos.

Con esto queremos decir que estamos tan sumergidos en las distracciones (una de sus metodologías para dominar) a la nos someten que no tomamos un minuto para reflexionar sobre alguna cosa que genere cierta duda y mucho menos nos damos cuenta de quienes son ni cuáles son sus intereses (aunque principalmente, siempre son económicos).

Pero llega el momento en que hay alguien que escribe al respecto, como el caso de los autores mencionados y parece que por lo menos es suficiente para vislumbrar una pequeña lucecita al fondo de tanta tiniebla.

No dejemos de cuestionar, preguntar, repreguntan y aprender que hay visiones diferentes de las mismas cosas pero que en definitiva se terminan complementando.